En las postrimerías de la segunda presidencia de Yrigoyen, Gustavo Germán González es cronista de la sección policiales del mítico diario Crítica, el más popular de la época, siempre en feroz y más o menos amarillenta y desleal competencia con Última Hora, su rival vespertino en el favor del público. El asesinato de una prostituta francesa y la aparición de su cadáver en el Parque Lezama dispara la acción. La policía, la prensa, los cafishios, los grupos políticos, el universo de los marginales, el mundo de la noche, todo se conmueve. Y la ciudad respira, se agita como un ser vivo.
Esta novela ejemplar de Osvaldo Aguirre es varias cosas a la vez. Es en principio la presentación de un personaje, el periodista/detective, que desde ya pide pista para más; es también y obviamente el relato de un tenebroso crimen de época y su trabajosa resolución, y es además —de yapa— la pintura de un ambiente y de una época de Buenos Aires absolutamente reconocible, nunca antes descripta con tan minuciosa y afectiva cercanía en sus usos y costumbres. Y todo cierra. Uno se mete ahí y funciona, es una historia como para quedarse a vivir.
Juan Sasturain
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