[El Nuevo Herald, 29 de febrero de 2008]
El humor de Cantinflas no era sofisticado como el de Chaplin, y se basaba en una especie de ninguneo folclórico. Pero Cantinflas fue el cómico más genial del mundo iberoamericano. Así también, el detective Gil Baleares, protagonista de esta novela, resulta como un Philip Marlowe cantinflesco, antiheroico como él, pero más vulgar que hosco. Esa es la primera diferencia, que este policíaco lidia más con situaciones externas que con graves conflictos existenciales, y los conflictos que revela son genéricos y de corte social. Tampoco lidia con la burguesía norteamericana sino con la mexicana, que es más precaria. Con todo eso, el autor, Joaquín Guerrero-Casasola, logra un buen libro en Ley Garrote, que le valió el Premio LH Confidencial de Novela Negra 2007, que otorgan el ayuntamiento de L'Hospitalet y la editorial Roca, en España. Casasola es un experimentado escritor de radio y televisión, lo que de seguro le ayuda para hilvanar una historia ágil, sin necesidad de caer en el vértigo del thriller. Por eso puede regodearse y hacer una buena novela, sin parrafadas densas y farragosas.
QUIMERA 491: ELISA DE ARMAS
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Dins la secció "Los pescadores de perlas" del número 491 (novembre) de la
revista Quimera, podem llegir els microrelats inèdits d'Elisa de Armas e...
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