29 de maig del 2012

‘Narcolepsia’, un debut vertiginoso

[Llegir en cas d'incendi, 29 de maig de 2012]

Sebastià Bennasar


Que la novela negra española no para de depararnos sorpresas es algo que no debería sorprendernos a esta altura del partido. Que detrás de buena parte de estas sorpresas se encuentren editoriales de las llamadas independientes es casi condición sine qua non. La penúltima de las sorpresas lleva en la portada la impactante frase “cuantas menos miradas de muerto recuerde, más tranquilo dormirá”. El autor es un chaval de Tarragona nacido en 1979, carpintero de profesión y que acaba de parir una novela que muchos querríamos haber firmado con nuestro nombre. El suyo es Jordi Ledesma Álvarez, así que como dice el maestro Jordi Canal, director de la biblioteca La Bóbila de L’Hospitalet, ya tenemos un nuevo Ledesma en la novela negra en lengua castellana.
Este libro tuvo una primera (auto)edición con la que Ledesma realizó la proeza de vender casi 600 ejemplares uno por uno. Felizmente esas penalidades se acabaron gracias a Al Revés, que ha apostado por el libro (y que tan buenas novelas negras acumula ya en su catálogo) y que ha pulido el original hasta dejarlo en esta nueva versión de Narcolepsia, una magnífica novela negra que transcurre por buena parte de las ciudades del mundo en las que el narcotráfico gobierna.
Desde la portada se nos advierte de la presencia de todos esos lugares geográficos y de un maletín Dinard, que ya descubriréis de qué se trata a medida que se vaya avanzando en una lectura en la que las páginas se engullen a un ritmo frenético, casi tanto como las aventuras de Julito, un chaval de la Barceloneta que primero de la mano de los Heredia y luego de la conexión colombiano-mexicana llegará a ser un personaje importante en el mundo del hampa. Acostumbrados como estamos a esa frontera mexicano-americana que ha descrito con maestría Don Winslow en obras fundamentales como El poder del perro, una duda acecha al lector: ¿será capaz Ledesma de hacernos creíble el narcotráfico como lo hace Winslow? La respuesta es que evidentemente sí, que Ledesma nos introduce en el inquietante mundo del narcotráfico glocal y lo mas acojonante es que en todo momento el lector tiene la sensación de no estar leyendo ficción, sino una realidad novelada (confieso que en muchos momentos de la lectura estaba omnipresente la frase de Roberto Saviano en su rueda de prensa barcelonesa explicando cómo la capital catalana se había convertido en el lavatorio del dinero de la droga).
Narcolepsia es una de estas novelas que piden ser devoradas. El cuerpo, y sobre todo el cerebro, os impedirán su abandono, enganchado como está, como si la dosis de excelente literatura que ofrece Ledesma en cada página no fuese suficiente para calmar una avidez lejana. Creo que estamos ante un gran libro, no sólo por lo que explica –al fin y al cabo la historia no deja de tener referentes conocidos de sobras como Scarface, ejemplo que no es baladí- sino por cómo lo explica.
En este debut literario (que pone las expectativas muy altas de cara a la próxima novela en la que el autor está trabajando) Ledesma muestra un gran dominio del ritmo audiovisual, pero cuando es preciso lo ralentiza, explica lo que no vemos en las películas, no renuncia a mezclar géneros y cuando hace falta poner unas gotas de periodismo o de ensayo lo hace con toda la normalidad del mundo, sabedor de que el lector necesita esa explicación adicional.
A través de un gran personaje principal, Julio, Jordi Ledesma crea una corte infernal de lujo en la que destaca con luz propia el personaje de John Claudio, para mí el gran descubrimiento de la novela. Ledesma tiene un buen oído para los diálogos, domina los registros y sabe que la verosimilitud es la madre de la novela negra. Hay escritor para rato, sobretodo porque se ve que sabe trabajar en equipo, y en este equipo están todos los chicos de Alrevés. Narcolepsia es una joya que no dejará que nadie se duerma sino que en un país que demasiado a menudo todavía es narcoléptico ante la buena literatura, sea del género que sea, tendría que suponer toda una revolución. Es cuestión de (esperemos que poco) tiempo.

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