30 de setembre del 2014

Pròximament, amb motiu del centenari de Pedro Víctor Debrigode Duggi

Guiones argumentales




Agenda cultural: octubre 2014





Fichados, de Giacomo Papi


Giacomo Papi. Fichados: una historia del siglo XX en 366 fotos policiales. Traducción Romana Baena Bradaschia. Barcelona: Alba, 2007. ISBN: 978-84-8428-338-6

De frente. De perfil. A veces tres cuartos. Martin Luther King detenido por resistencia a la autoridad; Frank Sinatra, por "seducción de mujer casada"; Bill Gates, por conducir sin carnet; Sid Vicius, por asesinato. Delincuentes de poca monta y magnicidas, revolucionarios y mafiosos, asesinos en serie y terroristas, cantantes y actores, prostitutas y jefes de Estado, reclusos de campos de concentración. Al Pacino, Jane Fonda, Hugh Grant, Lula, Fidel Castro, Lenin, Michael Jackson, Jim Morrison, Elvis, Pavese, Carlo Gambino, Jeffrey Dahmer, víctimas sin nombre, la nieta de Bush.

En 1848, apenas nueve años después de la invención de la fotografía, una prostituta y un ladrón son fotografiados, después de ser detenidos, en la comisaría de Birmingham. Ya desde el principio, puede decirse, la fotografía y la policía descubrieron que iban a ser buenas amigas. Más de 150 años después, la historia de su productiva relación --entre lo mágico y lo científico, pero siempre útil al control y la propaganda-- es revelada en este libro.

Giacomo Papi ha reunido en Fichados una asombrosa galería de rostros convertidos en "alegoría de la culpa". Al lector corresponde dictaminar, a la vista de su ficha, sobre las causas de su culpabilidad.

Philippe Claudel en diálogo con Claudia Piñeiro

29 de setembre del 2014

"Quiero que el lector sienta el desasosiego"

[El Correo Gallego, 28 de septiembre de 2014]

Víctor del Árbol alcanza la cuarta edición con 'Un millón de gotas' (Destino), una novela que atraviesa tres generaciones de una familia y que describe la lucha entre el determinismo y la libertad individual

José Miguel Giráldez

Es casi mediodía y lleva ya una cuantas entrevistas encima, pero Víctor del Árbol desborda energía. Ganas de contar. Y, por supuesto, amabilidad. La novela de la que vamos a hablar, que alcanza ya la cuarta edición, Un millón de gotas (Destino), tiene algo de novelón ruso, y no sólo porque Rusia es importante en la historia. El propio Víctor lo dice, casi en la primera frase de la entrevista: "en literatura, no hay duda de que soy mucho más ruso que americano".
Su historia es larga: estuvo veinte años en los mossos d'escuadra, pero prefiere que no le pregunte por qué se hizo escritor. Lo ha sido desde siempre. Tiene muchos cuadernos con historias. Escritos a mano, como a él le gusta. Y cuando llega el momento de recordar a quién le debe su interés por la escritura no duda: "a mi madre, por supuesto. Ella se preocupó de que tuviera siempre un lápiz en la mano".
"Esta es una novela de largo aliento. Digamos que es como esas que a mí me gusta leer", explica. "Se trata de una historia coral que abarca un marco temporal de casi 70 años. Contar algo así demanda un esfuerzo notable". Le digo que es una novela rusa porque es una novela psicológica. Una novela sobre la vida y el destino. "Me apasiona la cultura rusa. Se nota, claro, solo con leerla. Dostoievski es una referencia para mi. Y me gustan los personajes con contradicciones. Creo que, al final, la literatura tiene que hablar de la vida, de los seres humanos. Los rusos son los precursores del existencialismo. Influyeron en muchos lugares. Y yo creo que Un millón de gotas es, finalmente, una novela sobre el sentido de la vida", reconoce. Sin duda debe mucho a Dostoievski. también en su extensión. Y, por supuesto, la novela viaja hacia atrás en el tiempo, hacia la Revolución rusa, precisamente, a la que acude un joven idealista nacido en Mieres, hijo de comunista, Elías Gil. Pronto descubrirá un mundo oscuro que le atrapa para siempre, y que culmina con los horrores de la isla de Názino. Pero esa no es la historia que se cuenta en el presente: en el presente asistimos a los conflictos familiares, a la dureza de las relaciones personales, a las tragedias cercanas y las injusticias. Y el mal flota, inexorablemente, y se abre camino. Arrancando desde el pasado.
Víctor del Árbol no quiere manejar etiquetas. "Yo no escribo ni novela blanca ni negra, sino mestiza", ríe. "No me gustan las etiquetas. Utilizo un contexto histórico, que para mí es muy importante siempre, hago novela de personajes y sí, algo de novela negra siempre hay. Porque explorar el mal cotidiano tiene que ver con la novela negra. Y con el realismo social. Lo que busco es la emoción del lector. Así de sencillo. Cuestionar, provocar: qué somos, de qué estamos hechos. No es una novela de procedimiento policial, digamos". Y añade: "Un millón de gotashabla de cómo cambiamos con los años y con las circunstancias".
No es Víctor del Árbol un escritor metódico, ni cuadriculado. En algún lugar ha dicho que es un tanto caótico. "Parto de un cierto caos, sí, porque si partes de una premisa determinada llegas a un final previsible. Yo sé donde quiero llegar, claro está. Pero luego surgen cambios, ramificaciones, y no me importa dejarme llevar por los personajes, desarrollar sus biografías. Mi editora dice que soy generoso porque escribo varias novelas en una. Lo que pasa es que yo creo que una novela es una cosa total", sentencia.
La literatura de Víctor del Árbol está determinada por las circunstancias históricas. "Esto es así. Yo en toda la novela hago un paralelismo entre la historia del siglo XX y las tres generaciones de la familia Gil. Y es que yo estoy convencido de que estamos condicionados por el pasado: histórico y personal. Existe, claro, la opción de la libertad. No justifico al que se deja arrastrar por esas circunstancias, evidentemente". Sin embargo, en Un millón de gotas hay personajes a los que no les queda ni un centímetro para articular su propia libertad. "Claro, Elías, que quiere vivir la utopía soviética, es un buen ejemplo. Y al final, a Elías le matan el alma. El caso de Laura es distinto. Ella quiere luchar sola contra toda la maldad del mundo. Ella es la primera gota que empieza a ser océano". Y concluye: "a veces me dicen que mis novelas son muy violentas. Pero, ya decía James Ellroy que lo violento es la vida, no la literatura. Sé que el lector se siente incómodo con una historia como esta. Nos interpela, nos remueve por dentro. Es justo lo que quiero hacer" .


El crimen os sienta muy bien: la novela negra copa el mercado editorial

[culturplaza.com, 29 de septiembre de 2014]

Carlos Aimeur

La coincidencia de varios libros valencianos confirman el buen estado del género con argumentos e intrigas cada vez más heterodoxos


Primera duda: ¿Las novelas de Rafael Chirbes son novela negra?. Y si no es así, ¿qué es novela negra? ¿Sólo la que trata argumentos policiales? ¿Valen también las intrigas políticas? ¿Y si hay humor? La heterodoxia que rodea al género más popular está haciendo que la novela negra se haya extendido a todos los ámbitos y se haya transformado en la principal preferencia de los lectores en España. 
Es tal el éxito del género que se podría decir que la novela negra no está de moda, sino que se ha convertido en la columna vertebral de la literatura de ficción. La pujanza de las semanas negras, con recién incorporadas tan exitosas como Valencia Negra, la trascendencia que han adquirido autores como Lorenzo Silva, los premios, la irrupción de novelas negras en los galardones más destacados y las ventas, sobre todo las ventas, corroboran este aserto. 
Uno de quienes lo cree es Santiago Álvarez, director de contenidos precisamente de Valencia Negra que publicará en enero del año que viene con Almuzara La Ciudad de la Memoria, la primera novela del detective Mejías en la ciudad de Valencia, un nuevo personaje detectivesco que unir al imaginario patrio junto a los Toni Butxana, 
Toni Romano Pepe Carvalhode los padres de todo esto, o sea Ferran Torrent, Juan Madrid y Manuel Vázquez Montalbán, respectivamente.

"Ha aumentado el número de festivales anuales de género, como Valencia Negra, que en mayo de 2015 celebrará su tercera edición", comenta Álvarez. "Las estadísticas nos dicen que cada vez hay menos lectores pero muchos de ellos se refugian en un género que parece desafiar al desaliento, un género que lleva en su ADN luchar contra las dificultades, destapar lo que nadie quiere ver, y luchar contra los propios fantasmas. Quizás por eso esté de moda la novela negra, porque es la ficción más adecuada a estos tiempos", opina.
Apropiada o no, la novela negra ya supera a la novela histórica como preferida de los lectores. En la reciente Feria del Libro de Madrid, el leve incremento del 2% de las ventas se ha debido sobre todo al auge de este género que, junto al cómic, fue el motor económico del evento. Y no ha sido sólo gracias a los autores clásicos o consolidados, sino sobre todo por una nueva generación de escritores que de forma voluntaria o inconsciente apuestan por este tipo de argumentos y que traen consigo nuevos lectores.
Y es que para los novelistas la novela negra es como el pecado original; al final caen siempre en él. El setabense Xavier Aliaga es uno de los últimos que se ha abalanzado sobre los brazos de este género. Tras el "ejercicio de contención" que le supuso para él su anterior libro, un texto juvenil, El meu nom no és Irina, el autor de la celebrada Vides desafinades se ha dejado llevar en una orgía literaria de metalenguaje, vida y narrativa, y ha escrito Dos metres quadrats de sang jove (Editorial Alrevés), una novela negra canónica, con humor, ironía, algo de crítica social y una trama con 
FOTO: Carles Domènec.
sorpresa, en la que un detective de color, o sea, negro, tiene que investigar el asesinato de un joven periodista de un diario digital.

"Dos metres quadrats de sang jove tiene una génesis curiosa", explica Aliaga. "En 2008 saqué una novela que era un cruce de géneros, Els neons de Sodoma, que tuvo una acogida irregular pero que un escritor y estudioso de la novela negra en catalán, Sebastià Bennassar, saludó como una innovación en el género. A Bennassar, además, le gustaba mucho el personaje del inspector negro, Feliu Oyono, y me empujó a recuperarlo algún día. Hace dos años escribí un relato largo para una antología de la editorial Alrevés. Les gustó y me propusieron hacer una novela".
Aunque admite que su dedicación al género es un poco casual, el proyecto asegura que lo ha afrontado con el máximo interés y rigor. "Si me pongo, me pongo", bromea, "aunque sea a mi manera, de forma heterodoxa, llevando la historia a mi terreno, cruzando géneros y usando técnicas narrativas diferentes. De hecho, ya he dicho alguna vez que el género no puede ser pretexto para hacer una literatura rebajada o poco ambiciosa".
La heterodoxia es también la marca de fábrica que describe a la perfección la novela de Felip Bens El Cas Forlati (Editorial Oronella), ganadora del premio Federic Feases, con la que el editor, periodista y escritor retomó su faceta de novelista. Mitad negra, mitad paródica, el Forlati que le da nombre se llama Larry y se traslada desde Londres al barrio pesquero del Cabanyal para abrir su negocio de detective privado y a partir de ahí reencontrarse con parte de su familia en un trama que incluye saltos en el tiempo a los años 30. Aunque el
verdadero protagonista no es el personaje principal, sino la ciudad.

"Una de las cosas que me gustaba de ella era la posibilidad hacer a Valencia escenario de una historia que si no es verdadera, está bien cerca de haber ocurrido", explica Bens. "La presencia de pescadores y personas italianas han aparecido en el libro porque estaba ahí, eran reales, factores autóctonos, y el Cabanyal algo así como nuestro Little Italy. Yo quería hacer una parodia de la novela negra y al final me ha salido una parodia del personaje", bromea.
La querencia al género es casi inconsciente y se hace por pura afinidad. Ese podría ser el caso de Adolfo Marzal Mayo, quien tras darse a conocer con El anillo del venerable acaba de editar, primero en libro electrónico y después en papel, Thule (Ediciones Contrabando), una ficción que bebe de Ken Follet yFrederick Forsyth, que sazona con elementos de novela negra. "La afirmación de que uno escribe lo que lee es totalmente cierta, al menos en mi caso", dice Marzal, "porque para bien o para mal ¿qué se puede esperar de un tipo que ha crecido, literariamente hablando, con las lecturas de Forsyth, o
John Le Carré, sin olvidar a Hemingway, Dos PassosBlasco Ibáñez, Ferran Torrent, Rafael Chirbes o Pérez-Reverte?", se pregunta.

Sus personajes mismos son deudores de la novela negra clásica, algo que él admite. "En mi primera novela El anillo del Venerable, el protagonista es un policía amargado, bebedor y escéptico, de familia republicana, pero que sirve al régimen franquista y que tiene que luchar diariamente contra esa contradicción".
En la actualidad la novela negra es casi como una obligación. Las editoriales piden a los agentes libros de este género. Los agentes buscan a escritores de este tipo de historias. Hay policías que escriben novela negra, periodistas, escritores que dan el salto al género... Tanto que España es casi una parada obligada, un pequeño Edén europeo delhardboiled, que diría Raymond Chandler, y los autores españoles son leídos en todo el viejo continente. A Silva, por citar un ejemplo, se le ha traducido al ruso, al francés, al italiano, al portugués, al danés, al checo, al alemán...
A la hora de analizar el contexto de su popularización se alude primero a circunstancias políticas. Así, Álvarez señala que en España "tuvimos que esperar al inicio de la democracia para nuestro primer boom, con Vázquez Montalbán, escoltado por Andreu Martín, Juan Madrid...", enumera. "Luego vino una segunda oleada en los noventa, capitaneada por Lorenzo Silva yAlicia Giménez Bartlett, que llevaron al gran público un género que antes pertenecía al coto privado de unos pocos fieles", agrega.
Ahora, según él, vivimos una tercera oleada, la misma que inunda ferias del libro y festivales, con nombres como Carlos Zanón, Dolores Redondo, Carlos Salem, Víctor del Árbol, Alexis Ravelo Rosa Ribas, por citar un puñado de ellos, "todos en el mejor momento de sus carreras", dice.
Entre los motivos de esta eclosión, Bens también alude a la influencia de las propias editoriales. "Hay en España un ascendente de la serie negra de RBA, que nos puso al alcance libros internacionales que fomentaron la cultura y la comprensión del género. Yo mismo he leído mucha novela negra en los últimos años porque nos ha llegado mucha y buena, sobre todo anglosajona".
Y su proliferación se incentiva con premios como el que concede la propia RBA, el València de Novela Negra que otorga la institución Alfons el Magnànim, el de la Semana Negra de Gijón, kilómetro cero del género en España... Enumerarlos todos se hace prácticamente imposible, del mismo modo que poder establecer un catálogo más o menos extenso de autores porque es tan amplio como el horizonte.
"Es un género que siempre ha estado ahí", prosigue Bens. "Hasta que nuestra generación cumplió 25 y 30 años estaban los clásicos, pero de repente nos llegaron autores como Dennis Lehane, con su literatura de la realidad. Incluso novelas como A sangre fría de Truman Capote, que se puede decir que ha creado escuela pero no es coetánea". 
Fuera de nuestras fronteras, lleva siendo tendencia desde hace prácticamente un siglo, pero quizás habría que señalar al sueco Stieg Larsson por su trilogía Millennium, que hizo que se propiciara este aparente revival en nuestro país, según Álvarez.
"Tenemos escandinavos brillantes como Henning Mankell Jo Nesbo, los británicos Craig Russell, Phillip Kerr John Connolly, los americanos Dennis Lehane y Don Winslow, los mediterráneos Andrea Camilleri, Petros Markaris Donna Leon... La lista no tiene fin". Francisco González LedesmaJames Ellroy, Richard PriceWalter Mosley... Cualquier aficionado podría decir de carrerilla decenas de nombres.
Obviamente no todo el monte es orégano pero la media de calidad es altísima. "En la novela negra", dice Aliaga, "como en todo, hay cosas mejores y peores, pero hay novelas extraordinarias. Si alguien la considera menor es porque no ha leído a Raymond Chandler, Boris Vian o Vázquez Montalbán. De hecho, las últimas y excelentes novelas de Rafael Chirbes, que para mí es un referente literario de primer orden, se podrían leer como género negro". Primera duda resuelta, pues. Chirbes también es novela negra.
Al final, todo se resume en una máxima, según Aliaga: "Lo que hay que hacer es escribir con el máximo esfuerzo y rigor, sea lo que sea lo que tengas entre manos", concluye. Y cuando hay muertes de por medio, los escritores se afanan como si les fuera la vida en ello.



Lobos frente al mar, de Carlo Mazza


Carlo Mazza. Lobos frente al mar. Traducción: Francisco Álvarez González. Gijón: Seronda, 2013. ISBN: 978-84-939404-6-1

Un profesor universitario que desoye las advertencias. Un abogado que lleva demasiado lejos su alianza con el crimen organizado. Un senador capaz de todo para salvaguardar su posición. Un financiero que intenta desparasitar su banco para vendérselo al mejor postor. Un oficial de los Carabinieri que ha de resolver un homicidio mientras su matrimonio se desvanece. Una periodista que se adentra en el caso y en la vida del protagonista. Media docena de personajes dispares y dispersos, despiadados o inocentes, románticos o interesados, nutren esta trama que se mueve a la sombra del hampa y bajo el sol del verano en Bari, una ciudad acallada por la compraventa de votos, cargos, vidas y voluntades. En sus calles y en sus centros de decisión ordenan y mandan los lobos humanos con hambre de poder y sed de dinero.

Una crónica negra y al mismo tiempo colorista, alarmante y desagarrada, que toma como marco una urbe sometida por clanes mafiosos, pero habitada también por gentes que reivindican la legalidad. El capitán Antonio Bosdaves es el personaje convocado por el destino para sacar a flote la verdad. Deberá emplearse a fondo en su intento de distinguir entre el bien y el mal, y entre el amor y el deseo. Al final, la justicia hablará, aunque sólo tendrá la penúltima palabra...


Lizabeth Scott




28 de setembre del 2014

The mysterious fall and rise of the Arab crime novel

[Aljazeera, 28 september 2014]

Why are gentleman-thieves and murder mysteries making a comeback in Arabic popular fiction?


Marcia Lynx Qualey


When Egyptian novelist and photographer Ahmed Mourad was asked earlier this year, why so few Egyptians were writing crime novels, he said that the genre was new, "and anything new is usually accompanied by a lot of attack and criticism". Then Mourad paused and corrected himself by saying, in fact, the genre was not new at all.

Indeed, what's surprising is not that detective fiction is showing a sudden popularity in Cairo and beyond, with Mourad's books as top-sellers, but that the genre has been relatively dormant for the last several decades.

Detective fiction has had a long relationship with Arab readers. It is in "A Thousand and One Nights" that an early forerunner of crime fiction first appears. In "The Three Apples", a fisherman discovers a locked chest near the Tigris River and sells it to the caliph, Harun al-Rashid. Inside, the Abbasid ruler finds the body of a young woman hacked to pieces and orders his vizier to solve the crime in three days. If he fails, the vizier will be executed.

It was centuries later, when the European state was solidifying its criminalisation procedures, that the genre was fully born, and these detective stories got an enormous welcome in Arab-majority countries. Schoolboys across the region, particularly in Beirut and Cairo, snatched the Arsene Lupin novels off book carts. Key writers like Tawfiq al-Hakim and Sonallah Ibrahim write about devouring the Lupin series as schoolboys.

Arsene Lupin strikes a chord
Sir Arthur Conan Doyle's Sherlock Holmes novels, and the English "find-the-crook" version of detective novels were also popular. But Maurice Leblanc's gentleman-thief Lupin struck the deepest chord, and was one of the most famous popular fiction figures in the 20th century Egyptian literary imagination.

The first Arabic translation of an Arsene Lupin adventure was published in 1910. Thousands of other crime novels followed. Commentator Jonathan Guyer has called the period from the 1890s through the 1960s "the golden age of illicit crime fiction translation". These translations were not just widely read, but influential.

Indeed, in an interview with The Paris Review, Egypt's Nobel Literature laureate Naguib Mahfouz said that his earliest literary influence was Hafiz Najib, another popular thief and jailbird who authored 22 detective novels. The boyhood experience of reading Najib's "Johnson's Son", Mahfouz said, changed his life. Elements of this influence can be found in Mahfouz's 1961 novel, "The Thief and the Dogs".

But detective novels weren't just big in Cairo and Alexandria. They were widely read across the Levant, and also became a popular genre in Algeria, where they were taken up by Francophone authors like Yasmina Khadra, Mohamed Benayat, and Boualem Sansal. This isn't surprising, Adam Schatz writes, as "The Algerian civil war has been, in a sense, one big murder mystery".

The Algerian scene has been particularly dominated by Yasmina Khadra, who long kept his real identity (Mohammed Moulessehoul) secret. Khadra's Inspector Llob books weren't just popular in Francophone Algeria, but in translation as well. Like the Algerian civil war, Khadra's books were marked by extreme violence. Other Algerian crime novels which followed - such as Anouar Brahem's gripping "Abduction" - have a similar strain of extreme violence.

Lebanese novelists have also viewed the detective genre through their particular lens. In "White Masks", Elias Khoury crafts a detective novel of sorts, wherein a nameless journalist attempts to track down the murderer of everyman civil servant Khalil Ahmad Jaber. What's different in Khoury's novel, translated into English by Maia Tabet, is that the killer is never found, and in fact we're told that his identity doesn't matter. What's important is the violent culture that's made his murder possible. In this, it's similar to other Lebanese literary murder-mysteries, such as Rabee Jaber's "The Mehlis Report", which was translated by Kareem James Abu-Zeid in 2013.

Serious literature?
But it's the Egyptian scene that has garnered recent attention, particularly when Ahmed Mourad's "The Blue Elephant" made the International Prize for Arabic Fiction (IPAF) shortlist. Mourad's inclusion on the list was controversial, as some observers said that a thriller could not be serious literature.

In any case, Mourad's work has been selling briskly around Egypt and the region - "The Blue Elephant" is Egypt's best-seller. It's unfortunate that the translations of Mourad's debut novel "Vertigo", well done by Robin Moger, has not attracted more attention in English. In the book, Mourad's hero, like in many French detective novels, works at odds with the powers that be. Indeed, his hero is even harassed by police for strolling with a young woman.

It is not only Mourad who has rediscovered crime-writing as a way to talk about contemporary Egyptian problems. Crime-writing has been central to the burgeoning graphic novel scene. Magdy al-Shafee's first full-length Egyptian graphic novel, "Metro", is about a bank heist, and also puts the gentleman-thief at the centre of the story. This portrayal of contemporary Egypt must have rattled some authoritarian nerves, as the book was censored, the author and his publisher both fined. It is now available in English and Italian translations, and limited Arabic copies are on sale in Cairo.

A number of the graphic novel shorts in the collection "Autostrade" were crime-novel inspired. This is also true of the graphic novella, "An Apartment at Bab al-Louq". One of the artists who worked on the project, Ganzeer, told commentator Jonathan Guyer that he was inspired by al-Shafee's "Metro", which took the criminal's part rather than the government's.

"Of course you could relate to someone opposing the government, opposing the police, more so than you can relate to this idea of a noble police officer who has to solve crimes for the greater good," Ganzeer said.

It's excellent to see a return to detective fiction in Arabic. Hopefully, a broader embrace of the genre can both engage a wide spectrum of Arab readers and also lead to new aesthetics and a new social critique.





Varesi, si legge Parma

[Gazzetta di Parma, 27 settembre 2014]

Esce il tredicesimo romanzo giallo dello scrittore e gionalista parmigiano. "Il commissario Soneri e la strategia della lucertola": una città avvilita e umiliata teatro di un'indagine che stavolta è anche morale, tra delitti e nebbie dell'anima



In una Parma avvilita e umiliata, senza idee e di scarsa attenzione alla cultura, s'aggira il commissario Soneri che tiene per mano il suo autore, Valerio Varesi. 
Da Frassinelli esce, infatti, «Il commissario Soneri e la strategia della lucertola» il tredicesimo romanzo dell'autore parmigiano affermatosi tra i migliori narratori dei nostri anni. 
Varesi s'affida a Soneri e alle sue indagini per costruire un romanzo in filigrana che apparentemente pare un effetto della strategia della lucertola e invece ne è una causa, la principale, la più intensamente vissuta e prospettata proprio in quella città di oggi che campa come può tradendo l'illustre tradizione della pétite capitale per adattarsi al ritmo lento della decadenza e dell'indifferenza.
Soneri lo sa. Soneri è un uomo astuto, che sa pensare e riflettere. Lo fa con meditata parsimonia, ma se decide non si tira più indietro.
«Il commissario Soneri e la strategia della lucertola» (che lascia la propria coda in mano all'aggressore e se ne fugge) è un romanzo di salda copertura drammatica e di lieve ironia. Tra nebbie e delitti come sempre. Ma questa volta le nebbie e i delitti trasudano vicende e profili di personaggi veri: c'è, infatti, nella vicenda, un qualcosa di vissuto, di percepito, di attuale, che Varesi non è riuscito a nascondere. O non ha voluto. 
La vicenda - dice lo stesso autore - è «un poliziesco atipico», dove l'aggettivo vuol mettere i lettori sulla strada dell'interrogazione individuale e personale, vale a dire «e io da che parte sto?» con un poco d'incertezza e di curiosità allo stesso tempo. 
Torniamo ad uno dei temi preferiti da Varesi: il racconto giallo come riflesso di una certa società, quella che perde e quella che vince. La prima è debole e inconcludente: la seconda è arrogante e ci lascia la coda.
Soneri si barcamena con grande savoir faire tra le due posizioni e sviluppa così un talento indagatorio che gli permette di non avere mai fretta, di non stare mai - almeno in apparenza - sulle cose, ma semmai di scrutarle, di percepirne i movimenti interni, le silenziose frane, i sussulti improvvisi e dissimulati all'esterno. Così fa lui, così fanno i suoi collaboratori che conosciamo da anni, e così fa Varesi che spia, annota, descrive, immagina e riferisce. 
Il racconto gli nasce in mano e davvero in lui c'è una spontaneità che altri scrittori (quanti ce ne sono!) non hanno: è anche l'opportunità di viaggiare dentro Parma. Nessuno sa descrivere angoli, borghi e atmosfere di Parma, d'estate e d'inverno come Varesi.
Soneri cammina e riflette, ripercorre non solo le strade, ma gli avvenimenti delle sue giornate, i colloqui con Angela, Musumeci, Juvara, Piccirillo, gli incontri delle indagini, quelli occasionali con una serie infinita di gente chi timorosa, chi altezzosa, chi ipocrita, chi incredula. 
Ma al centro resta sempre, anche in presenza di un delitto, il palazzo del Comune: «Il palazzo del Comune appariva più misterioso di un sepolcro e una folla vi stazionava sotto borbogliando congetture in attesa di un segnale. Erano arrivate altre troupe televisive e si erano aggiunti nuovi camper, trasformando piazza Garibaldi in una specie di campeggio. Soneri si sentiva eccitato e per qualche minuto passeggiò osservando lo spettacolo dimentico di Angela che lo attendeva a casa. Se ne ricordò solo quando sentì battere le nove al campanile del palazzo del Governatore». 
Dunque, se la città è quella che è, la gente pure e pure gli istinti, cosa resta da fare a un poliziotto che voglia scoprire «il marcio» che pullula appena sotto una stimabile ed accettabile superficie? 
Non resta altro da fare che mettere insieme le tessere del Male e gli interessi di chi perde e di chi vince. 
Valerio Varesi in questo pazientissimo lavoro di ricostruzione mette tutta la propria sicurezza di cronista e di uomo. Di uomo - si badi bene - che ama la sua città e che la conosce coma una casa in suo possesso. 
Quindi, «Il commissario Soneri e la strategia della lucertola» è anche, e soprattutto vorremmo dire, un'affettuosa e amara liturgia di racconto, una beffa che si traduce in rimpianto, in nostalgia. Soneri stesso, del resto, con la sua amabile e colta patina borghese, riesce persino a sorridere tra sindaco, amministratori e un vecchio signore che ha perduto la memoria come un telefonino usato. 
La sua indagine, dunque, non finisce mai: è una indagine morale, la sua ma anche la nostra.

Il commissario Soneri e la strategia della lucertola, di Valerio Varesi - Frassinelli ed., pag. 311, euro 17,50

La camarera, de James M. Cain


James M. Cain. La camarera. Traducción de Ana Herrera. Barcelona: RBA, 2013 (Serie Negra; 273). ISBN: 978-84-9006-650-8

Tras el fallecimiento de su marido en un extraño accidente automovilístico, la joven y hermosa viuda Joan Medford se ve obligada a aceptar un empleo como camarera sirviendo copas. Su situación económica es precaria y necesita ganar dinero para poder criar a su hijo.
En su nuevo trabajo se cruzarán en su vida dos hombres: un apuesto y soñador joven y un rico anciano que le da grandes propinas y le hace una inusual oferta de matrimonio… El explosivo triángulo está servido y la novela desarrolla con precisión milimétrica los grandes temas del autor: el deseo sexual, las maquinaciones interesadas, la codicia, el engaño y la violencia soterrada que impregna a sus personajes.
James M. Cain dejó escrita esta novela antes de fallecer en 1977, pero el libro ha permanecido inédito hasta ahora. Por fin esta potente historia de un maestro indiscutido del género llega a los lectores.

27 de setembre del 2014

El caso del mayordomo asesinado, de Marco Malvaldi


Marco Malvaldi. El caso del mayordomo asesinado. Traducción de Juan Carlos Gentile Vitale. Barcelona: Destino, 2013. ISBN: 978-84-233-4689-9

En 1895 el mundo está cambiando: los hermanos Lumière organizan la primera muestra del cinematógrafo; Marconi obtiene el éxito con su primera transmisión radiofónica…, y el libro de recetas compilado por Pellegrino Artusi se convierte en un verdadero best seller, por el que el autor es aclamado como el inventor de la tradición gastronómica italiana. Un cálido viernes de junio de este año, en un castillo de la Maremma Toscana, el conde Alinaro Bonaiuti tiene invitados para la batida de caza del fin de semana, entre ellos, el reputado gastrónomo. El primer día, durante la cena, el anfitrión derrocha un estado de ánimo alegre, optimista, y cuando pasan al salón de fumadores, anima a sus invitados a brindar por la gran victoria en las carreras. Sin embargo, conforme avanza la noche empieza a encontrarse mal y, alegando sus molestias estomacales, desecha el champagne y bebe su acostumbrado Oporto… Pero entonces, cuando todos los asistentes están acostados, el grito de una de las criadas los despierta de repente. Lo que había terminado como una plácida velada entre amigos se convierte en el escenario de un crimen. Teodoro, el mayordomo, ha sido asesinado.

Marco Malvaldi borda una novela negra de acento clásico, ambientación decimonónica, castillo, nobleza decadente, recetas de cocina y mayordomo. Una absoluta delicia.


Ankit Thakur

Gun






26 de setembre del 2014

Historia de la novela policiaca, de Fereydoun Hoveyda

Fereydoun Hoveyda

Fereydoun Hoveyda. Historia de la novela policiaca. Traductora: Monique Acheroff. Madrid: Alianza, 1967 (El Libro de Bolsillo; 69)

Fereydoun Hoveyda, destacado novelista francés contemporáneo, ha escrito esta amena Historia de La Novela Policíaca desde la perspectiva de su apasionada afición por un género literario que, aun menospreciado por algunos sectores de la crítica, alcanza enormes tiradas y es leído por buena parte del público culto de todo el mundo.

La obra se ocupa de todas las variantes que se agrupan bajo la denominación de novela policíaca: la novela de aventuras y la novela-problema, los relatos "negros" y de "suspense", las narraciones protagonizadas por detectives, policías profesionales, criminales o espías. Las familiares figuras de Sherlock Holmes, Rouletabille, Nick Carter, Fantomas, Arsenio Lupin, El Inspector Maigret, Hercules Poirot, El Santo y James Bond se dan cita en esta historia, que termina con un intento de explicación sociológica del enorme éxito logrado en nuestro siglo por el género policíaco.





La Chicago Argentina: encuentro de literatura y crimen

[info341.com, 25 de septiembre de 2014]


Entre el 2 y el 4 de octubre se realizará en el Espacio Cultural Universitario (ECU, San Martín 750) la primera edición de La Chicago argentina. Rosario, crimen y cultura, un festival de literatura policial que reunirá a escritores, periodistas, historiadores, artistas e investigadores sociales de distintos puntos del país.

El encuentro La Chicago Argentina contará con muestras fotográficas y de arte, conferencias, paneles de debate sobre diversos temas relacionados con la cultura y el fenómeno de la criminalidad, e incluirá visitas guiadas y talleres con públicos escolares.

La actividad es organizada por el Espacio Cultural Universitario (UNR) y el grupo La Chicago, con el auspicio del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario.

Entre los invitados, participarán del encuentro los escritores Juan Sasturain, Alvaro Abós, Angélica Gorodischer, Carlos Gamerro, Germán Maggiori, Leonardo Oyola, Mariano Quirós, Alicia Plante, María Inés Krimer y Renzo Rossello; los historiadores Lila Caimari, María Luisa Múgica, Marisa Germain, Pablo Waisberg y Felipe Celesia; el abogado Roberto Bulit Goñi, conjuez de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires y presidente de la Fundación Argentina para el Estudio y Análisis de la Prevención del Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo; los periodistas Ricardo Ragendorfer, Javier Sinay, Hernán Lascano y Carlos del Frade; el forense y novelista Gastón Intelisano; el ensayista Osvaldo Di Paolo, de la Universidad de Austin Peay, EEUU; la jueza Alejandra Rodenas, de los Tribunales Provinciales de Rosario; los criminólogos Esteban Rodríguez Alzueta, Enrique Font y Eugenia Cozzi; el detective Sandro Galasso y los abogados Carlos Varela y Paul Krupik.

En el encuentro, el fotógrafo Diego Levy presentará la muestra Sangre (premio de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano), crónicas del crimen y la violencia en las grandes ciudades de Latinoamérica. También habrá una selección de tiras de la historieta El Pollo Palacios, dibujada por Maus con guiones de Víctor Gaite.

Otra muestra que se presenta en La Chicago Argentina es Retratos criminales, del dibujante Pablo Smerling, y habrá un recital de La técnica del hip hop, en homenaje a uno de sus cantantes, Ariel Ávila, adolescente asesinado por un soldadito narco frente a un bunker del barrio Empalme Graneros.

Los paneles y conferencias del evento estarán dedicados, entre otros temas, a las nuevas formas de la novela policial y las inscripciones de la violencia en la literatura argentina; los detectives argentinos en la realidad y en la ficción; la percepción social del delito y los casos de la llamada justicia por mano propia; las representaciones periodísticas del crimen y los nuevos personajes míticos de La Chicago Argentina; la inseguridad y sus efectos en la vida cotidiana; el fenómeno del narcotráfico y su filtración en la economía a través del lavado de dinero.




25 de setembre del 2014

Llort: “El lector agraeix una bona història”

[Punt de llibre, 24 de setembre de 2014]

Marià Veloy

Herències col·laterals (RBA-La Magrana) és la nova novel·la d’en Llort. Dos anys després de Si quan et donen per mort un dia tornes, la seva primera —i particular— incursió “conscient” en la novel·la negra, torna a jugar amb les lleis d’aquest gènere. Sense cap detectiu ni cap cadàver, la història comença amb una escena que ens fa pensar en pel·lícules de zombis, però de seguida ens porta a altres paisatges, tots lligats per un pis de l’Eixample que es converteix en una mena de McGuffin que concentra les misèries humanes. Una velleta amb més caràcter del que pot fer pensar la seva cadira de rodes, una família benestant en decadència que no perd l’esperança de viure sense treballar i, fins i tot, una rebel·lió de iaios sense gos ni flauta.


En contra del primer manament del periodisme cultural, quan ens trobem a un racó de la llibreria Laie, no encenc la gravadora. De seguida, començo a elogiar l’ambientació del barri de l’Eixample. «He fet feina de documentació perquè tot sigui versemblant, però el pis on passa bona part de la història no el trobaràs pas: només existeix al meu cap», fa en Llort amb naturalitat. I quan li pregunto sobre els personatges, tots amb un secret que els arrodoneix i fa que la novel·la tingui més arestes, admet que és una novel·la treballada. «M’agrada cuidar els detalls i, tot i que vaig enllestir la primera versió en un estiu, vaig treballar-la durant gairebé un any sencer», m’explica mentre el cambrer —per fi!– ens serveix el café amb gel.
Ara sí, amb la gravadora enregistrant les nostres paraules, intento ordenar els meus pensaments. Començo fent un repàs de la seva trajectòria, i li faig notar que, després de set novel·les amb ambientacions molt diferents, continua mantenint els trets del seu estil. La tensió narrativa fa que avancem les pàgines amb rapidesa, sempre hi ha una pinzellada d’humor i els diàlegs flueixen amb la velocitat d’un repartidor de pizzes quan juga el Barça. Tot i això, ara sembla que la seva narrativa s’hagi instal·lat a Barcelona, amb personatges quotidians que amaguen secrets de vegades terribles, i fent veure que és un escriptor de gènere negre. «Ara em sento més lliure escrivint», confirma en Llort. «Abans patia més, perquè tenia la necessitat de construir una novel·la al voltant d’una idea, com és el cas de la violència amb Trenta-dos morts i un home cansat. Amb les dues últimes novel·les, en canvi, he deixat de banda aquest tipus de cotilles, diguem-ne intel·lectuals, i em centro en la història que tinc entre mans. M’ho passo millor.» I sembla que els lectors han notat aquest canvi, perquè de Si quan et donen per mort un dia tornes se’n van fer dues edicions —en plena crisi del sector!—, i Herències col·laterals està tenint bones crítiques i, pel que diuen alguns llibreters, bones vendes tot i que ha sortit fa poques setmanes. «Sí», diu en Llort amb un somriure entre trapella i discret.
Tornant a la novel·la, li pregunto si, com diu la nota final, va sorgir d’un cas real. «És veritat, sí. Vaig partir d’una notícia d’un cas real que va passar a França, però l’he adaptat a aquí, i he inventat tota la resta. El present de la novel·la, de fet, arriba fins a un suposat 2016, on seguim en crisi econòmica i Catalunya encara no és independent. Cap dels personatges que hi surten són reals, però, els he construït seguint el meu instint. Cada cop em deixo dur més per la intuïció i prou.» A partir d’aquesta base, apunto, s’introdueixen d’altres elements, com la crítica social que es respira en una ciutat que descriu plena de carrets de súper carregats de ferralla i cadires de rodes carregades de vells, en tots dos casos empesos per immigrants pobres. En Llort confirma la meva hipòtesi. «Vull que, quan tanqui la novel·la, el lector pugui dir: “He passat una bona estona”. Si a més hi troba elements de crítica social, s’identifica amb els problemes d’algun o de diversos personatges o li agraden les imatges semi poètiques que escampo de tant en tant, molt millor. Pretenc fer una literatura en que la idea estigui al servei de la història i no la història al servei de la idea. Una literatura de consum però “con fundamento”, que diria l’Arguiñano», afirma rient.
Seguim parlant una bona estona, i m’explica altres coses de la novel·la i de la seva visió de l’ofici d’escriure. A en Llort li agrada parlar dels avantatges —«el lector agraeix una bona història»— i les trampes —«alguns escriptors descuiden l’estil»— del gènere negre, i se’l veu content amb els projectes que, ben aviat, passaran de l’escriptori de l’ordinador a les llibreries. Un thriller ambientat al metro, Sota l’asfalt, i la segona part de la novel·la juvenil Número 5. El submarí perdutL’insòlit viatge de Jerónimo de Ayanz. Si faig ús de preguntes massa tòpiques, però, sap ser irònic. «Quan em pregunten com escric», em diu amb una picada d’ull, «sempre recordo la resposta de Hanif Kureishi: “Amb les finestres obertes.”» Aquesta frase em sembla prou bona per donar per finalitzada l’entrevista; i com si no sabés a quin preu es paga la literatura en català, deixo que sigui en Llort qui pagui els cafès.




Euro Noir, de Barry Forshaw

Barry Forshaw

Barry Forshaw. Euro Noir: The Pocket Essential Guide to Crime Fiction Europea, Film & TV. Harpenden: Pocket Esencial 2014 ISBN: 9781843442455

Euro Noir examines the astonishing success of European fiction and drama which is often edgier, grittier and more compelling than some of its British or American equivalents, and provides a highly readable guide for those wanting to look further than the obvious choices. Euro Noir provides the perfect shopping list for what to watch or read before that trip to Paris, Rome or Berlin. 

The invasion of foreign crime fiction, films and TV (not just the Scandinavian variety) has transformed the crime shelves of bookshops and DVD stores. But the sheer volume of new European writers and films is daunting and there is a keen need for a guide to the field. Euro Noir presents a roadmap to the territory and is the perfect travel guide to the genre. From Italy, such influential authors as Andrea Camilleri and Leonardo Sciascia and Mafia crime dramas Romanzo Criminale and Gomorrah, along with the gruesome Gialli crime films. From France and Belgium, important writers from Maigret s creator Georges Simenon to today's Fred Vargas, cult television programmes Braquo and Spiral and films, from the classic heist movie Rififi to modern greats such as Hidden, Mesrine and Tell No One. German and Austrian greats such as Jakob Arjouni and Jan Costin Wagner, crime films including Run Lola Run and The Lives of Others. Along with the best crime writing and filmmaking from Spain, Portugal, Greece, Holland and other European countries.





 
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