29 de novembre del 2013

'El complot mongol', novela negra desconocida, triste y fundacional

[Elemental, 29 de noviembre de 2013]

Juan Carlos Galindo


No busquen porque no van a encontrar nada igual. Filiberto García, detective, "fabricante en serie de pinches muertos", asesino lúcido, excelso narrador con un sentido del humor maravilloso es el protagonista de El complot mongol, la novela de Rafael Bernal (México D.F. 1919, Berna, Suiza, 1972) publicada en 1969 en México y que ahora rescata del olvido Libros del Asteroide. En México ha sido reeditado varias veces y cuenta con una magnífica novela gráfica con historia de Luis Humberto Crosthwaite,  dibujos de Ricardo Peláez y auspiciada por Paco Ignacio Taibo II, que se quedó a medias por temas de derechos y de la que esta edición toma la ilustración.
Un personaje y una novela únicos. Con una trama delirante, conspiranoica y brillante, con un gran personaje principal y una visión social muy actual, Bernal construyó la que se considera la novela negra que fundó el género en México. Un libro sorprendente, triste y lúcido del que nos habla el prologuista de la edición, el escritor Elmer Mendoza, uno de los grandes del género que tanto le debe a esta novela. 
"Es un inicio espectacular para el género negro. Mostró que era posible trasplantar el perfil del detective de Hammett, el poder del lenguaje, la importancia de la chica y cómo el crimen no reconoce límites ni clase social. A mi me ayudó mucho el tipo de investigación y la manera de insistir en la trama a partir de las obsesiones de García", nos asegura Mendoza, creador del detective Edgar 'El zurdo' Mendieta, que tanto nos recuerda en algunas cosas a Filiberto García. Mendoza reconoce que de él tomó "algo de su paciencia y otro poco de su relación con las mujeres".
El punto de partida de la novela es el siguiente: México D.F., años sesenta. Estadounidenses y soviéticos están convencidos de que China trata de aprovechar la inminente visita del presidente de EE UU para asesinarlo. Para impedirlo, las autoridades mexicanas se ponen en contacto con Filiberto García, detective, antihéroe romántico, asesino eficaz. Ayudado y boicoteado al mismo tiempo los agentes de la CIA y el KGB Graves y Laski, García va descubriendo una trama compleja y donde cada actor tiene un interés distinto al que confiesa. La comunidad china en México y su peculiar forma de ver la vida, la muerte y la venganza complican más las cosas. 
García ve cómo todo se hunde y se enreda con él en medio de una trama internacional que no comprende, pero que sabe que le hará daño. La aparición de Martita, joven china-latina que encuentra el punto débil del protagonista, completa el panorama. Él busca la verdad, continuamente, sin moralinas ni aspavientos. Concienzudo y muy consciente de lo que es. Van dos extractos ilustrativos: 
"Las cosas se le van quedando a uno dentro, sobre todo cuando uno las deja a medias. Ni la intriga internacional ni este asunto de Martita. Y también se va aprendiendo a no contar las cosas (...) Debería haber una facultad para pistoleros. Experto en pistolerismo. Experto en joder al prójimo. Experto en hacer fieles difuntos. Un año de estudios para aprender a no acordarse de los muertos que se van haciendo. Y otro para que, aunque se acuerde uno, le importe una pura y dos con sal".
 El humor o, mejor, el sarcasmo es esencial en la novela. La capacidad del autor para sacar una sonrisa ante lo más macabro no deja de sorprender. ¿De dónde sale ese humor? Responde, de nuevo, Elmer Mendoza: "Surge de la policía. Hay muchos que no temen hacer escarnio de sí mismos. Y desde luego que tiene sentido. El humor permite ampliar los planos de comprensión y reforzar la ambigüedad". Un pequeño fragmento dará una idea de lo que hablo: 
"Este es un pinche muerto. Hay que sacarle el cuchillo de las costillas. No se puede gastar un cuchillo para cada muerto. Más vale que Martita no lo vea. A veces los muertos aprietan los cuchillos. Como que se vuelven medio codiciosos. Y a este cuchillo le he tomado cariño. Ya solito sabe el oficio".
 García y los que le rodean acaban en mayor o menor medida dañados. No es desvelar nada, es simplemente constatar algo que tiene toda gran novela negra: del roce con el mal nadie sale bien parado, del roce con la vida, tampoco. La novela es única, original, necesaria. Lean y disfruten.


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