26 de març del 2012

Un buen lugar para reposar, de Luis Gutiérrez Maluenda (Alrevés)


Luis Gutiérrez Maluenda. Un buen lugar para reposar. Barcelona: Alrevés, 2012 (Novela negra). ISBN: 978-84-15098-47-8

La Bòbila

Tomé el metro en Sagrada Familia y me bajé en Can Vidalet, en L'Hospitalet de Llobregat; desde allí caminé cien metros para encontrar la biblioteca de La Bòbila, el lugar donde trabajaba "Gatitamimosa".
La plaza de la Bòbila, en la frontera entre L'Hospitalet de Llobregat y Esplugues, es un lugar curioso. A primera vista descubrí no menos de cinco etnias distintas a juzgar por sus acentos y rasgos, incluyendo una adolescente que podría ser española, aunque no la oí hablar. Sin embargo, flanqueada por un bar y la propia entrada de la biblioteca, un portal se anunciaba como la sede de una asociación rociera. Me asomé y alcancé a ver una Virgen Dolorosa poco convencida de su papel en aquellas latitudes.
Imaginé a los rocieros cargando a la Dolorosa al son de un merengue y casi me dejé llevar por el entusiasmo de la "fusión".
La Bòbila tiene dos plantas, en la segunda atendía una adolescente que de ninguna de las maneras podía ser "Gatitamimosa", así que bajé a la primera planta. Allí, detrás del mostrador, había tres mujeres. Remoloneé alrededor de ellas durante unos segundos, trataba de ver si alguna lucía anillo de casada.
Mala suerte, las tres lo tenían. A una de ellas la podía descartar, ya que estaba cercana a la cincuentena y Vanesa declaraba trenta y tres años. Incluso si descontaba los cinco o seis que podía haber rejuvenecido mientras escribía su perfil, no podía ser ella. Las otras dos se situaban entre los treinta y los cuarenta años, por lo que cualquiera de ellas podía ser mi objetivo.
Me acerqué al mostrador y pedí hablar con el director. Una morena de curvas elegantes me dijo que debería esperar un rato, que el señor Jordi Canal estaba atendiendo a una visita, aunque no creía que tardase mucho. La otra mujer, una rubia alta de curvas generosas, me lanzó una mirada desafiante. Le respondí con una tímida mirada a mis zapatos.
Paseé por la biblioteca esperando que me avisasen de la disponibilidad del director. La presencia masiva de literatura policíaca en las estanterías me hizo pensar que aquel no sería el lugar más adecuado para pelearse con nadie. Estaban demasiado acostumbrados a las muertes violentas, aunque fueran ficticias.
Al cabo de unos quince minutos de pasearme entre títulos tan sugerentes como La matanza de los gitanos, Música para los muertos o Un visón como ataúd vino a mi encuentro Jordi Canal, un tipo de rasgos apacibles, al que no me imaginé asesinando a nadie. Pero, como he dicho anteriormente, nada hay más perfecto que la máscara de un asesino compulsivo. Y de algún lugar de su mente debía de venir la atracción que sentía por las muertes violentas.

(...)

1 comentaris:

  1. Novela interesante relatada por su poliédrico protagonista, el detective del locutorio latino del Rabal. Describe vividamente el momento de desánimo existencial del barrio y desarrolla una trama interesante en todas sus fases. La única crítica negativa sería la increible ubicación de dos sicarios como exmiembros de un ejército reconvertidos a sicarios...

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