23 de març del 2016

Thrillers, espías y un gran literatura negra para Semana Santa

[Elemental, 23 de marzo de 2016]

Juan Carlos Galindo


Llegan los primeros días de asueto del año, para quien los pueda disfrutar, y quiero recomendar algunas novelas del género, en su más amplio sentido, que me han gustado. Son poderosas, entretenidas, están respaldadas por buenos escritores y, sobre todo, son las que me he leído. Ya, me dirán que no está todo, pero es lo que hay.
El espectáculo y la acción la pone Daniel Silva con El espía inglés (HarperCollins, traducción de Victoria Horrillo), del que hemos hablado aquí ya y que no puede ser mejor para este momento: lectura evasiva de calidad (sí, creo que existe). La profundidad literaria y la visión cotidiana de la vida policial la pone Richard Price en su excelente Los impunes (Literatura Random House, traducción de Óscar Palmer). No quería dejar de hablar del último Premio Nadal, La víspera de casi todo (Víctor del Árbol, Destino), más o menos por las mismas razones que me han gustado siempre.
El agobio, la desconfianza y la paranoia las pone Tom Rob Smith, del que ya glosamos El niño 44 (Black Salamandra) y que vuelve con La Granja del que...
1.- Los impunes. Me enganché para siempre al universo de Price con La vida fáci l(Mondadori), un libro que cayó en mis manos regalado por un gran amigo. No sabía que era uno de los responsables de esa maravilla llamada The Wire, no conocía su poderosa capacidad para crear personajes complejos, para transmitir el dolor cotidiano, para construir policiales a la altura de los mejores. En Los impunes llega a la perfección en ese arte con la historia de un grupo de policías castigados por la vida y por un pasado manchado. Billy Graves, el protagonista, es excelente; los secundarios son complejos y la trama te va dando bofetadas en forma de pequeñas frases lanzadas por Price con saña, sentencias que descubren aspectos de la trama determinantes y que hay que leer dos veces para luego quedar devastado. Una especie de arte de lo pequeño que el autor domina. Un lujo para el género.
2.- El espía inglésYa lo dije en su momento en el post: la novela de espías del año. Escenarios internacionales, una trama impecable, altas esferas y bajos fondos, asesinos profesionales y espías adictos a los secretos y a las sombras… una novela de espías de libro, con reminiscencias de los grandes y con un ritmo impecable. Compren, lean y hagan como yo, busquen las anteriores de la serie para seguir pegados unos meses a Gabriel Allon.
3.- La granja. Me ha costado asimilar lo que ha supuesto para mí este libro. El inicio me atrapa, me inquieta, me come la cabeza. El desarrollo me desconcierta y me empuja a seguir. A ver: Daniel tiene 29 años y una mañana recibe dos llamadas: la de su padre que vive en Suecia y le dice que su madre ha sido ingresada en un psiquiátrico y la de su madre para desmontar y desmentir todo lo que ha dicho el progenitor y anunciar que ha salido del hospital. A partir de aquí, un thriller inteligente y absorbente en el que el lector nunca llega a saber de qué parte estar. Una locura que lleva a destapar oscuros deseos y pasados ignominiosos de los protagonistas y que no deja indiferente.
4.- La víspera de todo. Víctor del Árbol tiene un camino trazado que le ha llevado al reconocimiento en Francia y, por fin, en España. La novela con la que ha ganado el Nadal es una historia de huidas, de pasados que se empeñan en volver, de personajes perdidos que tratan de encontrarse. Hay maldad, brutal, en un personaje cotidiano y perverso. Hay algo de policial y mucho de sentimientos, y vida. Hablando con el autor le pregunté por qué no había algo de trama histórica como en Un millón de gotas (Destino) o un malo tipo el Publio de La tristeza del samurai en esta historia de personajes que llevan sus huidas hasta un pueblo de la Costa da Morte. La razón: quería que se viera el mal a ras de suelo, pegado a la realidad, desde una perspectiva no tan directa. Misión cumplida.
Me queda maldecir la falta de tiempo que no me deja leer más y recordar algunas recomendaciones de otras veces cuya vigencia no caduca. No se pierdan Yo soy Pilgrim (Terry Hayes, Black Salamandra) o las novelas de Patricia Highsmith que con tanto cuidado está recuperando Anagrama. Ah! Y no dejen de Leer a Nesbo (acaban de publicarPolicía, de la que hablaremos en breve, pobre Harry Hole), a Lemaitre, a tantos. Vive le noir!

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