17 de setembre del 2015

NO ES NEGRO TODO LO QUE RELUCE

[Bearn Black, 16 de septiembre de 2015]

La profución de novelas que no tienen nada que ver con el género negro en colecciones específicas despista a los lectores y resta credibilidad a los que intentamos hacer de la novela negra un género digno

Sebastià Bennasar


En los últimos tiempos estamos viendo un alud de novedades de novelas que se nos quieren vender como negras pero que, como mucho, de negras sólo tienen las tapas (y a veces ni eso). El género negro vende, pero algunos editores han decidido hacer el agosto y con ello están a punto de matar la gallina de los huevos de oro. ¿Por qué? Muy sencillo, porque al lector no se le puede engañar. Cuando alguien que se acerca por primera vez al género encuentra en una colección una novela que no lo es se pierde un lector para esa colección y para el resto de los autores. Cuando una colección no tiene claro lo que es el género y publica cualquier cosa con un muerto está destrozando la labor en favor del prestigio del género. Ojo, no estamos diciendo que no haya que publicar esos libros, sinó que no hay que asociarlos a la etiqueta de novela negra. Además, puede haber extraordinarias novelas no negras publicadas en las colecciones y vendidas como negras y pésimas novelas negras publicadas en las colecciones. No estamos hablando de esto, estamos hablando de engañar al lector y, de rebote, de destrozar el prestigio de un género.
Cabría pues, preguntarse qué es la novela negra. Vaya un intento de definición seguramente muy poco concreto: “la novela policíaca es aquella que quiere resolver quien es el culpable de un crimen, mientras que a mi entender la novela negra es la que se interroga sobre por qué en una sociedad determinada se produce un crimen. Muchas veces el crimen no se resuelve o sólo se captura al autor material del delito y nunca se acaba por capturar al sistema en si mismo”. Es decir, la novela negra tiene que ser también una novela social, independientemente de si se escribe procedural, o desde el punto de vista del criminal, con investigador privado o con investigador casual y todas las múltiples y posibles combinaciones que conforman los diferentes tipos de novela negra.
Se puede decir más alto pero no más claro. Uno de los principales estudiosos de la novela negra en España, Àlex Martín Escribà, codirector del Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca escribía en 2009 en un artículo compilado en el libro Geografías en negro:
“Se trata, en cierta medida, de hacer que las páginas de la ficción literaria reproduzcan todo aquello que estaba sucediendo en el contexto social del momento. Esto era, en definitiva, una nueva forma de reflejar la realidad constituyendo una muestra fehaciente de la voluntad del autor que pretende establecer unas relaciones entre el texto y el contexto con el fin de ubicar históricamente y socialmente la novela (…) esto nos lleva, indefectiblemente, a enlazar la novela negra con el tiempo en que fue escrita, uniendo estrechamente el tiempo con la realidad social del país”.
Bien, pues parece que en los últimos tiempos se ha perdido la cordura y se nos está intentando dar gato por liebre. Y conviene decirlo, porque ni siquiera es un gato negro.

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