29 de novembre del 2014

10 ESCRITORES CLÁSICOS DE NOVELA POLICÍACA QUE NO TODOS LOS EXPERTOS CONOCEN

[Utero.pe, 28 de noviembre de 2014]

Hernán Migoya



1Charles Williams

Mi escritor de intriga preferido y en mi opinión el mejor autor estadounidense de suspenso del siglo XX. A los 12 años quedé prendado de su thriller romántico El arrecife del escorpión y a los 27 viajé a los USA para averiguar si realmente se había hundido en su velero en 1975 como sus libros proclamaban: allí descubrí que en realidad, víctima de una depresión, se había metido el cañón de una escopeta en la boca y se había volado los sesos. Conocí a su hija, Alison, leí todas sus novelas y me convertí en su único biógrafo http://hernanmigoya.com/obras/literatura/charles-williams-la-tormenta-y-la-calma/. Sus mejores obras, Dead Calm Hell Hath no Fury (The Hot Spot) se llevaron al cine en los 90, por Philip Noyce Dennis Hopper, pero en español sólo existen ediciones de Argentina en los años 50 y 60. Las he vuelto a traducir: sin embargo, las editoriales españolas no parecen muy interesadas en recuperar, tras un cuarto de siglo sin ser publicado, a quien puede denominarse sin temor el Alfred Hitchcock de la literatura.
 

2) Andrew Vachss

El único rival a la altura estética de James Ellroy en la hornada de escritores gringos de los 80-90 es este abogado especializado en casos de abuso infantil: su estilo conciso y seco es maravilloso y sus novelas del justiciero urbano Burke son un prodigio de entretenimiento. Paranoico y superviviente nato, Burke lucha contra neonazis y pederastas, y su autor los describe con un conocimiento de causa estremecedor. Extrañamente, Vachss no es muy conocido fuera de EEUU, tal vez porque la dureza de sus argumentos impidió su traslado a versiones fílmicas de Hollywood. La tercera novela en la serie, Strega, es portentosa.
 

3)  Jean-Patrick Manchette

El escritor más nihilista y descarnado del polar, el género negro francés, es también el más cool y resulta extraño que Tarantino no se lo haya apropiado estilísticamente. Marxista durante buena parte de su vida, Nada (título original de la novela de 1973) resulta una mezcla contundente de anarquismo y crimen.
 

4) Trevanian

Trevanian (pseudónimo del británico Rodney William Whitaker) fue probablemente el autor de las novelas de espionaje más trepidantes de los años 70, con Shibumi como puntal de una obra siempre sorprendente y descaradamente inverosímil, pero apasionante. Sin embargo, en El Main (1976) se descuelga con una novela policíaca modélica en su realismo, tan triste y crepuscular como la película The Yakuza que Robert Mitchum protagonizó poco antes a las órdenes de Sydney Pollack. Narra la extraña relación entre un veterano policía y una joven prostituta en un barrio conflictivo de Montreal y resulta una magnífica inyección de atmósfera y melancolía. Las descripciones son tan precisas que despistó aún más sobre la nacionalidad del autor. Curiosamente, cuando éste reveló su verdadera identidad, sus novelas dejaron de vender.
 

5) Elmore Leonard

Que un escritor con el prestigio, la trayectoria y el talento de Leonard aceptase escribir su última novela (¡a los 87 años!) sobre el personaje que había creado simplemente para un relato corto y que luego, desarrollado por guionistas televisivos, se hizo multifamoso en la serie Justified, dice muchísimo sobre la profesionalidad y la falta de complejos de los escritores estadounidenses. Stick (1985) sigue siendo la novela suya que más aprecio, por su delicado equilibrio entre esa habilidad innata que tenía para la creación de personajes y los estallidos de violencia.
 

6) Ruth Rendell

La autora británica es mundialmente conocida por sus casos policíacos llevados repetidamente al cine y a series de TV. Pero también es una analista de primera de la mentalidad criminal. En Me parecía un demonio/Un demonio para mí (A Demon in My View) logra meterse en la piel de un psicópata sexual con una atención al detalle psicológico digno de admiración. Una gran escritora y muy prolífica además.
 

7) Sébastien Japrisot

Qué delicia ver ahora clásicos olvidados del cine francés como El pasajero de la lluvia, del maestro René Clément, o Adiós, amigo , de Jean Herman. Ambos cuentan con un Charles Bronson en lo mejor de su carrera y con guiones extraordinarios de Japrisot, novelista sólido y que siempre sabe trufar sus historias con giros sorprendentes pero congruentes con la psicología de sus personajes.
 

8) Carlos Pérez Merinero

El escritor maldito de la literatura negra española y guionista de una de las películas más turbulentas del cine español (Amantes de Vicente Aranda), Pérez Merinero nunca obtuvo el favor de los lectores compatriotas por lo amoral y escabroso de sus narraciones. Días de guardar(1981) o Sangre nuestra (2005) son novelas no aptas para todos los estómagos. Definido como el Jim Thompson de España, Merinero ”nunca escribió para quedar bien con sus lectores”, como le describe Marga Nelken, y eso en España, un país profundamente moralista sea cual sea la ideología exhibida en público, se paga caro.
 

9) Mickey Spillane

Digan lo que digan, nadie escribe con la fuerza imparable de Spillane: releyéndolo hoy, está claro quién es la fuente de inspiración de toda la prosa del Sin City de Frank Miller. Relegado al ostracismo por cuestiones ideológicas, es innegable que las novelas del detective vengador Mike Hammer son lo más parecido a montar sin frenos en una montaña rusa de sexo y violencia. Uno se imagina en Spillane a un maníaco loco tecleando la máquina de escribir como si estuviese ametrallando personas. El primer autor que se prohibirá cuando el comité de lo políticamente correcto empiece a quemar libros en la hoguera, comenzando por su Yo, el jurado Kiss Me Deadly.
 

10) Maj Sjöwall Per Wahlöö

Para los fans de la literatura criminal de la Europa nórdica (LarssonMenkellLäckberg, etc.), este matrimonio sueco es el pionero de las constantes reconocibles en las novelas de esas latitudes, con diez títulos a lo largo de una década (1965-1975) protagonizados por el inspectorMartin Beck y procedimientos policiales minuciosamente descritos. Son obras sin sensacionalismo, psicologistas y con mucha atmósfera, donde el elemento social juega un papel importante. Si la literatura negra yanqui es para leer a tragos de bourbon, las novelas de Sjöwall y Wahlöö son para recogerse en la cama y disfrutar un invierno con sorbos de infusiones reconfortantes y buena literatura.
 




2 comentaris:

  1. Suscribo a Charles Williams; con los demás discreparíamos. Saludos!

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  2. Seguramente hay algunos que no son muy conocidos del gran público, pero todos están en el catálogo bibliográfico de la Bòbila.

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