17 d’abril del 2014

Tráfico, prostitución, vértigo

[El Mundo / Tendències, 17 de abril de 2014]


El guionista de 'Policías' Nacho Cabana se lleva el Premio L'H Confidencial con la vertiginosa 'La chica que llevaba una pistola en el tanga'. Una novela que huele a película.

Matías Néspolo





Un ciudadano español de mediana edad pasea una noche cualquiera con su mujer mexicana por Colonia Condesa, un conocido barrio del DF y no justamente por su inseguridad. Regresan a casa de tomarse una copa en uno de los bares cercanos. De pronto un desconocido surge de detrás de un árbol y apoya una pistola en la cabeza de nuestro hombre. Ahí empieza todo...

Pero cuidado que todo aquí no es sinónimo de relato de ficción, porque la escena es completamente real. Y el protagonista en primera persona, el español con una pistola en la nuca, también es de carne y hueso: Nacho Cabana (Madrid, 1968), ganador del Premio L'H Confidencial de novela negra 2014, por La chica que llevaba una pistola en el tanga (Roca Editorial). Pero sí es cierto que ese episodio fue el origen de todo, de la novela y el galardón. "En ese momento me dije aquí hay una novela", confiesa Cabana. "Y me pregunté qué otras cosas escondidas hay en una ciudad tan brutal que ni siquiera los taxistas la llegan a conocer. Así se me ocurrió la historia de un taxista que coqueteara con el lado oscuro, pero sin llegar a ser malo de verdad, no como Walter White de Breaking Bad", reconoce si ambages. La otra gran referencia o inspiración de la novela que recorre media trama es Policías. Pero más que de inspiración  deberíamos hablar de autocita o reelaboración de los motivos propios, porque Cabana fue el guionista de esta última teleserie.

Era verdad que allí había una novela, pero no una cualquiera, sino un vertiginoso thriller policiaco con un ritmo y un despliegue visual envidiable, a caballo entre Madrid y México DF. En el metro dos skinheads atacan a un matrimonio de rumanos y matan a golpes a su pequeña hija. Violeta y Carlos, dos agentes de la comisaría del Centro, los capturan, pero algo no cuadra. Violeta, un personaje que por si sólo vale la novela completa porque "prefería pedir perdón antes que permiso", sabe que los skinheads de verdad no se tatúan la cara de Hitler con henna. La pista de los matoneslos lleva a un burdel perdido de Murcia donde trabajaba la hermana mayor de la pequeña.

Mientras tanto en el DF, Pedro, un español con una hija de once años que trabaja como taxista se saca sus buenas comisiones proveyendo clientela a un club de alterne, hasta que sin pretenderlo acaba enredado en lo más sórdido del negocio de la prostitución. Y a pesar de que entre un caso y otro media el Atlántico, Violeta y Carlos descubren que están conectados entre sí, porque lo que en principio parecía un expediente de violencia racista oculta en realidad una gigantesca red internacional de pederastia.

Pero volvamos al comienzo de todo, porque hay trampa. Un desconocido con un arma en Colonia Condesa no origina por sí sólo semejante novela, a no ser que a quien apunte sea, como Cabana, autor de la citada serie Policías, además de Compañeros, Cuenta atrás y UCO, sin contar con los más de 300 guiones que lleva grabados en España y México. "La cabeza ya la tengo estructurada para la ficción", reconoce Cabana.

"He escrito guiones de todo tipo, no sólo de policías, y ese training te ayuda a la hora de sentarte a narrar", concede el autor que ya había debutado en la novela en 2003 con Momentos robados, que se alzó con el premio Ciudad de Irún. Pero lo cierto es que ahora, con su segunda incursión en el género, parece haber descubierto "el chollo de la novela", "porque no hay que pensar en la producción, ni preocuparse por los extras, ni en las localizaciones ni en no excederse con los gastos de producción", bromea. O no, porque si confiesa al escribir La chica que llevaba una pistola en el tanga tuvo en cuenta su adaptación a la pantalla. Deformación profesional, que le dicen. "Está escrita para que se pueda rodar con una producción íntegramente mexicana o española o una coproducción, según de donde venga el dinero", bromea el escritor que asume sin ambages por su "narrativa bebe de las series de la HBO", además de clásicos como Por amor a Imabelle de Chester Himes o El poder del perro de Don Winslow.

Y el círculo virtuoso de Cabana se cierra otra vez sobre México, porque allí comienza y acaba todo. Hace casi una década conoció en Salamanca a Joquín Guerrero, el guionista ganador del primer Premio L'H Confidencial, al que se reencontró años después como jefe en el DF, como director de su equipo de guionistas, y fue el mismo autor el que le convenció, tras leer el manuscrito de La chica que llevaba..., a presentarse al premio.




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